os elementales de la Naturaleza son criaturas angélicas que animan todo lo creado, a todo lo que ha sido y a todo lo que será. Cada planta es el cuerpo físico de un elemental vegetal inteligente, cada criatura animal es el vehículo material de un elemental de ese reino.
No hay árbol sin Alma. Todo vegetal es el cuerpo físico de una criatura Elemental de la Naturaleza...
Las plantas tienen Alma, y las Almas de las plantas encierran todos los poderes de la Diosa Madre del Mundo...
Las Almas de las plantas son los Elementales de la Naturaleza. Estas criaturas inocentes todavía no han salido del Edén, y por lo tanto aún no han perdido sus poderes ígneos.
También se llaman Elementales a cada uno de los átomos que forman a una roca milenaria, cada átomo es el cuerpo físico de una criatura elemental mineral. Todo átomo es un trío de materia, energía y consciencia. El aspecto concientivo de cualquier átomo es un elemental.
Todo Elemental tiene su nombre propio y el nombre de todo Elemental es eterno.
En ciertos lugares donde hay oro enterrado, los elementales minerales suelen aparecerse como una gallina de oro con sus polluelos o como pequeños niños de oro, que luego se sumergen en el lugar donde está el oro enterrado.
"Sereniyo" es el jefe Elemental de un grupo de palomas torcaces que habitan en los cerros de la cordillera oriental de Colombia. Tiene la apariencia de una figura infantil con vestido de plumas y alas de pájaro.
Los elementales de los árboles gigantescos parecen gigantes. El elemental del manzano es de una belleza extraordinaria, parece una novia vestida de blanco.
Los elementales de la Canela, son niños hermosos, vestidos con túnica de color rosa pálido.
Las criaturas del fuego son delgadas y secas, muy semejantes a un grillo aunque de tamaño más grande.
"En cierta ocasión cuando abrí un fragmento de roca, pude ver muchas damas y caballeros elegantemente vestidos, que cuando mucho tendrían un tamaño de 5 a 10 cm. de estatura. No hay duda de que a estos pequeños elementales minerales les agrada disfrazarse con nuestras vestiduras de humanoides. A las criaturas del fuego, desde los tiempos más antiguos, se les conocía con el nombre de Salamandras, a los elementales del aire se les designa con el nombre de Silfos, a los seres del agua se les llama Ondinas, Nereidas, Sirenas, etc. A las criaturas que viven en las rocas de la tierra se les bautizó con el nombre de Gnomos, Pigmeos, etc.
Es ostensible que la forma de estas criaturas varía muchísimo. Las criaturas del aire parecen niños pequeños muy hermosos con rostros sonrosados como la aurora. Los elementales del agua tienen diversas formas, parecen como damas inefables felices entre las olas del inmenso mar, otras tienen formas de Sirenas, peces con cabeza de mujer, y por último hay Ondinas que juegan y moran en los lagos y ríos que se precipitan en sus lechos de roca. Los Gnomos de la tierra, los Pigmeos, parecen ancianos con su larga barba blanca y con tinte ceremoniosos. Ellos viven normalmente en las minas de la tierra o cuidan los tesoros que por allí subyacen escondidos.
Todos estos elementales de la naturaleza son útiles en la gran creación, algunos animan el fuego, otras impulsan el aire formando los vientos, aquellos animan las aguas, otros trabajan en la alquimia de los metales dentro de las entrañas de las tierra.
Existen otras muchas criaturas que pueblan los bosques, los desiertos, las montañas. Un distinguido caballero nos ha hablado de la Patasola, un elemental muy particular de alguna región nevada en su país. Es obvio que se trata de una serie de criaturas elementales con mucha fuerza y poder. El acontecimiento narrado por él, nos indica claramente que dicho tipo elemental tiene potencia suficiente para hacerse sentir en el mundo de las tres dimensiones, en el mundo físico, en el citado relato es incuestionable que hubo lucha entre los perros y el ser desconocido, puede asegurarle en forma enfática que si no hubiese sido por los canes los dos citados hombres habrían muerto. (ver “Mirando al Misterio” del V.M. Samael)
Estas criaturas que existen, que tienen vida, viven normalmente en la cuarta dimensión, pero en algunos parajes solitarios de los bosques, pueden hacerse visibles y tangibles para el hombre de carne y hueso cuando así lo desean, las gentes vanas del mundo ya no aceptan nada de esto porque están demasiado sumidos en las barbarie, han degenerado sus sentidos psíquicos y se hallan demasiado materializados.
Los tesoros enterrados quedan vigilados por los guardianes elementales, y sólo son encontrados cuando estos guardianes los entregan por orden de los señores del Karma. Estos guardianes elementales pueden llevar sus tesoros a otros lugares, poniéndolos en estado de Jinas, así es como nadie puede pasar por sobre la voluntad de los Señores del Karma.
Luego de que la Esencia ha pasado por todo el proceso involutivo, quedando limpia de egos, sale nuevamente a la luz del sol, transformada en Gnomo y habrá de reiniciar un nuevo período evolutivo, pero dentro de una octava superior. Esto significa que tal criatura elemental mineral, se hallará indudablemente dentro del reino mineral con un estado de conciencia superior al que tenía cuando iniciaba la evolución similar en el anterior ciclo de manifestación.
Los elementales minerales más avanzados ingresan al reino vegetal. Así como los más evolucionados del reino vegetal pasan al reino animal.
¿Quiénes los rigen?
Los Devas son los Dioses de los Paraísos elementales de la naturaleza. La Esfinge, que ha resistido el curso de los siglos, es tan sólo la imagen de la Esfinge elemental de la Diosa Naturaleza. Esta Esfinge elemental es la suprema Maestra de toda la magia elemental de la Naturaleza.
Cuando el Maestro llega a la Quinta Iniciación de Misterios Mayores, aparecen ante él siete caminos, entre los cuales debe escoger uno. A la evolución Dévica corresponde uno de ellos.
El éter, el fuego, el aire, el agua, la tierra, están densamente poblados por los elementales. A la cabeza de cada reino elemental hay un gran Dios elemental que gobierna y rige a sus legiones.
Los cinco Dioses que presiden a los elementales son:
- Indra, Señor del éter.
- Agni, Señor del fuego.
- Pavana o Vayú, Señor del aire.
- Varuna, Señor del agua.
- Kitichi, Señor de la tierra.
Éstos son los jefes de los distinguidos departamentos de la naturaleza, que gobiernan y manipulan la vida universal. Para manejar estos seres se necesita ser maestro de la Logia Blanca, y para ser maestro se necesita haber recorrido todo el sendero del discipulado, el que adquiere poder sobre estos Dioses elementales tiene el poder de gobernar la vida universal.
Todo ser humano posee un instructor elemental. Ese instructor elemental está hecho con sustancias elementales de la naturaleza, y el creador fue el mismo hombre. El hombre creó a su intercesor elemental, cuando el hombre fue elemental.
Práctica con los elementales de nuestro Microcosmos.
El instructor elemental posee la suprema sabiduría en Magia elemental de la Naturaleza, y podemos estudiar la profunda sabiduría encerrada en la memoria del mundo elemental.
El místico que anhele de verdad convertirse en un rey angélico de la naturaleza, debe convertirse en rey de sí mismo.
¿Cómo podríamos mandar a los elementales de la naturaleza, si no hemos aprendido a gobernar los elementales atómicos de nuestro propio organismo?
Las salamandras atómicas de nuestros propios aires vitales, al servicio de la Imaginación Mecánica Subjetiva (No se confunda ésto con la Imaginación Consciente Objetiva), juegan con nuestros pensamientos lascivos y perversos.
Las ondinas atómicas del Sagrado Esperma, originan siempre espantosas tempestades sexuales.
Los gnomos atómicos de la carne y los huesos, gozan indolentes con la pereza, glotonería, concupiscencia.
Se hace urgente saber exorcizar, mandar y someter, a los elementales atómicos de nuestro propio cuerpo.
Es así como podemos dominar las tempestades de los elementos por medio de la auto observación permaneciendo alertas y vigilantes.
Nunca una persona ligera y caprichosa gobernará los silfos de la naturaleza.
Jamás un sujeto blando, frío y voluble será amo absoluto de las ondinas.
Nunca jamás una persona proclive a la ira dominará a las salamandras del fuego.
Un sujeto concupiscente y grosero se convierte de hecho en juguete de los gnomos.
Práctica:
El hombre, por ser un cosmos infinitamente pequeño (Microcosmos), tiene también sus regentes internos que gobiernan y dirigen a los elementales del hombre, éstos se llaman Genios.
También cada uno de los elementos gobiernan distintas partes del cuerpo humano.
El éter gobierna en la cabeza, desde la coronilla hasta el entrecejo. Sudashiva es el Dios del éter, las punctas son el material de que se compone el éter, podemos invocar a las punctas pidiéndoles permiso a Sudashiva para que nos permita ordenar y mandar a las punctas, los cuales se llaman con el mantram HA que se pronuncia alargando la vocal, con estos elementos podemos limpiar nuestro centro cerebral, darle vida y fuerza a nuestro cerebro, mejorar la memoria, intelecto, mente.
Durante la mantralización debemos tener los ojos cerrados y tratar de estar con la mente dirigida a esos elementales, imaginándonos que entran y nos llenan de vida...
El aire gobierna desde el entrecejo al corazón. Ishwara es el Dios del aire, podemos invocarlo para trabajar con los silfos y sílfides, pronunciando el mantram YA, alargando siempre la vocal. En el momento que mantralizamos imaginamos que mejoran nuestros sentidos, purifican nuestro organismo, embellecen nuestro rostro, despierta en nuestro corazón la llama de la espiritualidad, irradian misticismo, amor...
El fuego gobierna desde el corazón hasta la región coxígea. Rudra es el Dios del fuego, las salamandras del fuego nos permiten mejorar nuestros sentidos, ellas penetran en nuestro organismo con el mantram RA, alargando el sonido.
Ellas nos conceden la potestad de limpiar nuestros conductos sexuales (Idá y Pingalá) para que suba nuestra energía en forma esplendorosa, quita cualquier obstrucción de la columna vertebral, depura nuestros órganos sexuales (gónadas, etc.). Nos ayuda a cumplir debidamente con nuestras necesidades fisiológicas.
El agua gobierna desde la región coxígea hasta las rodillas. Narayana es el Dios del agua. Su elemento son las ondinas y nereidas las cuales actúan mediante el mantram VA. Debemos pedirles en el momento que nos bañamos para que penetren en nuestros poros y cabellos, dándoles pureza; limpieza en nuestro organismo, fortaleza en nuestras piernas, belleza, paz, amor.
La tierra gobierna desde las rodillas hasta las plantas de nuestros pies. Brahama es el Dios elemental de la tierra, con el mantram LA podemos invocar a los gnomos de la tierra y pedirle fortaleza para esa parte del cuerpo, ellos nos cargan de energías increíbles.
En conclusión, los elementales de la naturaleza nos dan salud, fortaleza, belleza y purificación. Es conveniente durar la mantralización con cada elemento durante cinco minutos. Si gustan pueden hacerlo en menos tiempo, por ejemplo, en quince minutos. Todo depende cómo se sientan ustedes, ya que todo es gradual.
Recomendamos hacer estas prácticas donde se encuentre la naturaleza en forma más virgen, donde se aspire una atmósfera de tranquilidad, por ejemplo en el río, en el campo, en el mar, etc.
Pidiendo siempre a nuestro Íntimo que invoque y pida a estos elementos que mejoren nuestro organismo.
Aclaramos: Sudashiva es el Dios del Éter, regente de nuestro cuerpo humano, pero para trabajar con el Éter también se invoca a Indra que es el Dios que gobierna a este elemento.
Hay una práctica cuyo objetivo es el de ir limpiando nuestro cuerpo físico y cuerpos internos de toda larva, subcubo, incubo, etc., para prepararlo lentamente y que tome una vibración acorde a los requerimientos de la ciencia llamada Elementoterapia y de la magia práctica en general.
Uno de esos aspectos, por dar un ejemplo, serían las salidas en astral.
Cuando vamos a bañarnos y antes de entrar en la ducha, hacemos nuestra oración particular y luego le pedimos a nuestro Padre interno que se digne invocar a nuestro Intercesor Elemental: “Intercesor Elemental te pedimos que invoques al Dios del agua: Varuna, Varuna, Varuna, poderoso Dios te pedimos que nos concedas la gracia de mandar a las Ondinas y Nereidas del agua para que hagan una limpieza poderosa, profunda, en nuestro cuerpo físico y cuerpos internos de toda larva, subcubo, incubo, etc.(Mantram VA) tres veces”. Cuando comienza la invocación ya entramos al agua, imaginamos como las Ondinas y Nereidas limpian nuestros cuerpos.
Cuando nos comenzamos a enjabonar lo hacemos con Kitichi, Dios del Elemento tierra y los Gnomos y Pigmeos de la tierra con el mantram LA.
Cuando nos secamos lo hacemos con Agni, Dios del Elemento fuego y las Salamandras, usamos el mantram RA.
Cuando nos vestimos lo hacemos con Pavana, Dios del aire y los Silfos y Sílfides del aire, usamos el mantram YA.
Por último le pedimos a nuestro Intercesor Elemental que dé las gracias a los Dioses por habernos concedido la gracia de ayudarnos, damos las gracias a nuestro Intercesor Elemental y a nuestro Padre Interno.
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